EL IMPERSONAL - 1 - JULIO 2016


El Impersonal y Los Pueblos de la Naturaleza
 

EL IMPERSONAL
Parte 1
Julio 2016

 

Saludo a cada uno de ti, en todo lugar, dondequiera que estés. Más allá de tu forma, en el Espíritu de la Verdad, en el corazón del ser, saludo y honro tu Presencia. En tu Eternidad de Amor estoy en ti – desde siempre. Permítete de ser libre y de ser la Alegría, la que nunca se acaba, la que nunca puede depender de cualquier causa que sea. Me dirijo a ti más allá de toda forma, más allá de toda palabra, y más allá de mis palabras. Te bendigo, niño del Uno. Tú, que llegas a la renovación y a la Resurrección, te invito a parar y a descansar.

 

Dondequiera que estés, en cualquier lugar, en cualquier forma, en cualquier cuerpo y en cualquier vida que tengas que vivir, vengo a honrar la Vida eterna, la de tu Presencia, la de tu Corazón.

 

Permíteme de depositar en cada uno la Gracia inefable del Amor y de la Verdad, donde no puede existir ni dudas ni preguntas, donde sólo la Evidencia te llena a cada soplo de la misma Verdad y de la misma belleza. Cualesquiera que sean tus circunstancias, que te pertenecen en este mundo, vengo a celebrar en ti, el tiempo ha llegado, el tiempo se ha cumplido, a fin de sacarte de la ilusión del tiempo.

 

Tú, el estandarte de la Luz, el sembrador de Luz, vengo a honrar tu Presencia. Escucha, escucha y oye la Vida que se celebra en ti, no dependiendo de ningún nacimiento ni de alguna muerte; acógete tú mismo en el templo de tu serenidad, en el templo de tu evidencia. Siéntate y descansa en mis palabras y en mis silencios, que sólo son la expresión de tu Presencia como de tu Ausencia.

 

Escúchame. Vengo a hablarte de ti, no en tu persona, sino en el Espíritu de la Verdad. Escucha...

 

El Coro de los Ángeles acompaña mis palabras, así como los Arcángeles.

 

...Silencio …

 

Abre, abre lo que piensas que queda a descubrir, a aclarar. No te sirve de nada interrogarte o cuestionarte, ponte simplemente en este instante y deja el soplo del Verbo crecer y abrirse en nuestra Presencia Una, en esta serenidad. La Evidencia se desvela totalmente, dándote a vivir, si la aceptas y la acoges, la indiferencia en estos últimos tiempos de la Tierra. Vuélvete hacia ti, ahí donde nada puede oponerse, ahí donde nada puede fallar.

 

...Silencio …

 

Y ven, ven a ti, ven en cada uno de ti, y escucha la sinfonía de la Vida que nunca se para. Escucha... y oye, lo que te dice tu alma, lo que te dice tu Espíritu, lo que te dice la Verdad en el Amor. Y deja tu conciencia salir y viajar, deja tu conciencia abierta. No cierres nada de lo que esta sellado en el seno de lo efímero. Eres la Vida y eres la Verdad, en cada una de tus vías, en cada uno de ti. La diferencia sólo es apariencia, apariencia de una edad, apariencia de una forma; todo esto sólo aparece y desaparece. Quédate en tu morada, la de tu libertad y la de la Alegría. Déjate atravesar a fin de que lo que sólo pasa pueda ser superado, sin esfuerzo y sin lucha, porque te esperas a ti mismo en el seno de los reinos de la dulzura, en el seno de los reinos de la conciencia libre.

 

Y ve, ve la Luz, no la que tus ojos ven en este mundo, sino la auténtica que emana de tu Eternidad. Acojo y rindo gracia a cada soplo de tu vida. Descansa en el soplo del Eterno, en el aliento del Amor...

 

..Silencio …

 

El momento ha llegado de verte, en integridad, sin máscara alguna ni falsas apariencias, y de reunirte con tu evidencia, donde todo es iluminado y todo está vivo.

 

Sí, me dirijo a ti, en el silencio de tu Corazón, en tu belleza y en tu Amor, no el que puedes proyectar en lo efímero de este mundo, sino aquel que eres, más allá de toda apariencia y de toda ilusión.

 

Te invito a la fiesta, no solamente a las Bodas que viviste en diferentes etapas previas.

 

Invítate a la fiesta eterna, a la verdad de la Luz.

 

El Sol está en ti, el conjunto de los mundos sólo puede estar en ti. Todo lo que hayas percibido, vivido o visto al exterior de este cuerpo limitado no es nada, porque tu corazón contiene todo los posibles y todos los imposibles. Eres tú quien escoge, eres tú quien decide. ¿A qué quieres retrasarte? ¿A lo que es pesado y a lo que sólo pasa, o a lo que es ligero y que dura, en la inmutabilidad de la Alegría?

 

Te invito, como lo haré a cada instante, a esta fiesta. No se trata solamente de más reencuentros sino de asentar, en el seno de este efímero, la verdad de tu Ser.

 

...Silencio …

 

La hora ha llegado, si esto todavía no vino para ti, de ser llamado al soplo de la Eternidad, al soplo de tu Presencia. Los tiempos se han cumplido. Sobre la escena de tu mundo se entrega la apariencia de un combate de titanes. ¿Qué quieres ver, que quieres vivir? Escoge tu libertad, o escoge la Libertad. Adelante. No te es posible retroceder más, no te es más posible de dar media vuelta.

 

El Ilimitado te da a ver ya en ti, en este cuerpo perecedero como en este mundo, los efectos de la majestad de la Luz. Sólo la mirada restringida inscrita en el seno de la persona puede darte a ver o a vivir desórdenes y ansias. No es nada porque incluso en estas circunstancias, si lo viste, tu Corazón continúa sonriendo en la eterna felicidad de la Luz.

 

En estos tiempos, cada ocasión de tu vida viene a solicitarte y te pide una respuesta. La respuesta de la Alegría o la respuesta del miedo, eres tú quien escoge. Tu libertad es total en cuanto estás conforme, en cuanto te despiertas. El mundo está en ti como está en cada uno de ti, idéntico si la Luz lo alumbra y tan profundamente diferente si la mirada de la persona está aún presente. Escoge y avanza.

 

Deja ser lo que eres en tu Eternidad reencontrada. Entonces, tú y yo, en cada uno de nosotros, canto el canto de la Vida y bailo la danza del Silencio. Lo que ves, lo que oyes, lo que percibes, depende de tu emplazamiento. Eres tú quien decide, de ver o de no ver, de estar conforme o de resistir.

 

Escucha, ve y percibe. Estas palabras que pronuncio están inscritas en ti desde siempre. Ellas germinan ahora, llamando a la vez a María, llamando también el Juramento y la Promesa. No existen más límites, excepto los que tienes todavía presentes en tus creencias o en el afecto a los valores de este mundo, que no son los valores de la Vida, sino los valores del miedo. Recuerda que ningún miedo puede hacerte libre, que ningún miedo te puede evitar de reencontrarte a  ti mismo, poniendo fin a la idea misma de ser una persona o una historia. Lo que eres no pertenece a ninguna historia, ni en este mundo ni en todo mundo libre.

 

No hay más distancia, no hay más velos, no hay más obstáculos que los que  todavía puedes concebir o los impuestos por la naturaleza misma de tu cuerpo carbonado. Entonces percibe, tanto en el alboroto de este mundo como en el silencio de tu Corazón, la misma evidencia y la misma precisión, porque el Amor y la Luz sólo pueden ser justos, diga lo que diga tu efímero, diga lo que diga tu cuerpo, digan lo que digan tus heridas. Fueron sólo los escalones que te pareció subir para sentirte libre y vivir la Libertad.

 

Te invito también a la humildad y a la sencillez porque si quedas ahí, en la humildad y en la sencillez, entonces nada puede quedar escondido, nada puede quedar ocultado.

 

¿Acaso tu persona todavía presente en este mundo acepta su rendición sin condición a la alegría del Amor? Decide en toda libertad lo que eres, lo que quieres, no por la voluntad de tu persona sino por la voluntad del Espíritu de Verdad.

 

Deja libremente el flujo del Amor llenar tu conciencia de vibraciones, pero también de desapariciones. Vive tu vida y deja la Vida fluir. No retengas nada porque todo lo que retuviste sólo representa pesos. No retengas nada y date, a fin de que la sonrisa de la Vida esté eternamente presente, cualquiera que sea el tiempo que te queda por recorrer en esta persona que habitas.

 

El soplo de la nueva Vida se desvela cada día sobre esta tierra, cada vez más. Deja a los muertos enterrar a los muertos y síguete, se tú mismo, sin perjuicios y sin ningún requisito previo. Déjate llevar por el soplo del Amor y de la Luz.

 

Allí, en tu Corazón, mis palabras se imprimen, vivificando tu ser, proporcionándote la evidencia y la certeza de lo que eres y no de lo que pareces, en cualquier edad o forma que sea, porque en realidad te lo digo, no dependes de ninguna forma como de ninguna historia.

 

No eres nada de lo que pudiste vivir en tus peregrinaciones en este mundo, cualesquiera que sean las duraciones y cualquiera que sea el número de vidas. Lo que eres no es de este mundo, lo que eres esta en ti, y solamente en ti. Todo el resto, todas las historias, todo lo que se celebra en la conciencia ordinaria no tiene más peso, si lo aceptas. Entonces, vengo a decirte y a repetirte, paz a ti, paz en cada uno de nosotros, porque sólo la Paz hoy será tu alimento, porque sólo la Verdad apacigua tu sed.

 

Te invito a la evidencia del fin de toda historia y de toda vida alterada y deformada.

 

...Silencio …

 

Es realmente la hora de la festividad. Afronte lo que afronte este mundo, en ti no hay nada que afrontar, hay solo a confirmar la evidencia del Amor, la evidencia de la Luz. No hay nada a retener, ni lecciones ni karma. Ayer está ya muerto, velo.

 

Así, en el Impersonal, te doy a ver y a beber el néctar de Vida. Haciéndose así la Onda de Vida, tú mismo te liberas de las cadenas ilusorias de este mundo. Se en paz, porque eres la Paz. Se en alegría; hasta si las lágrimas brotan, son sólo y nada más que los últimos elementos que te impiden de ser tú mismo.

Escucha, escucha la Vida y lo Verdadero. En cualquier pesadez que sea, que sea en tu cuerpo, que sea en tu vida, párate y mira más bien la ligereza que siempre estuvo allí, en tu corazón. Cualesquiera que sean las heridas de la apariencia, cualesquiera que sean las heridas de toda historia, no eres nada de esto, en definitiva.

Mira, sin falsas apariencias, dentro de ti.

Celebremos juntos el misterio de la Vida, que escapará siempre a lo que puedes comprender, a lo que puedes conocer.

Relájate y deja florecer tu cuerpo inmortal. Tú, Hijo Ardiente del Sol, de dondequiera que vengas y dondequiera que vayas, sólo el instante te da la Paz. Y te invito, en cada circunstancia que te pueda parecer pesada, a invocar esta Paz, más allá de toda persona y de toda historia. Libérate de lo que todavía obstruye tu mirada o tu vida, no por ti mismo sino todo lo contrario, por la desaparición de ti mismo como persona, como lo que sólo pasa. Sobrepasa todo esto, mantente ahí, allí donde todo es ligero, ahí donde todo es sereno, porque allí está tu verdadera naturaleza, porque ahí está tu esencia: el Amor.

En el Espíritu de Verdad, sello en ti tu tri-Unidad y sello en ti el don de la Gracia. Dondequiera que estés, dondequiera que mires, engloba todo en la misma mirada, allí donde no hay ni amigo ni enemigo, allí donde hay un Amor pleno y entero, trascendiendo toda forma. Y allí, juntos, realizamos la oración del corazón, acción de Gracia perpetua. Instálate allí, donde el bálsamo tranquilizador del Amor se revela. Allí está la magia del Amor, allí está la magia de la Luz que no necesita ningún ritual ni de ningún orden. Recuerda, esto es Evidencia. Ahí esta la única Verdad.

Aprovecha cada minuto de tu tiempo para tu oración del Corazón. Que la oración del Corazón se haga esta evidencia, a veces tan buscada en otras partes como en ti, en otras partes como en el Corazón de tu Corazón. Sé el receptáculo de su Amor y de su Presencia. Sé el niño que descubre la vida, sé también el anciano al crepúsculo de su vida, y supera todo esto. Velo claramente. Mientras que cada uno de ti reza en tu Corazón, unidos en el mismo Corazón y en el mismo Amor que nunca hace diferencia y que se impone en toda libertad en la escena de tu vida. Esto está aquí, por la oración de nuestros Corazones unidos, donde tú me escuchas y de dondequiera que me leas.

Continuemos todavía en la oración eterna del Corazón, dejando florecer la rosa del Amor y el perfume de la Verdad, y la belleza de los colores, realizando la sinfonía de la vida eterna en el seno mismo de lo que se muere en este mundo. Reza conmigo, no para pedir sino para darlo todo. Date totalmente a la Vida, date totalmente a lo desconocido.

Escucha – y sobre todo vive – esta oración del Corazón, esta oración de Amor.

...Silencio …

Escucha también, en el silencio de tus palabras y entre el espacio de mis palabras, lo que no puede ser dicho, lo que no puede ser expresado. Escucha la vibración de tu conciencia. Escucha también que eres el mundo, todos los mundos, que tu morada de eternidad, en cualquier dimensión que ella decida colocarse o ponerse, queda siempre en la Verdad eterna.

Ama, ama en la medida con la que eres amado, es decir sin límites ni condiciones.

Estoy contigo en la eternidad como tú estás en ti en la Eternidad.

En el silencio de tus palabras como de mis palabras se celebra la alquimia del Amor.

Permite, permítete y permíteme de vivir esto, sin esfuerzo, porque todo es simple y todo es fácil para ello.

...Silencio …

El tiempo ha llegado de atreverse a ser, de atreverse a decir, no los conflictos, no los dolores, sino más bien la verdad del Amor. Que esto se transparente más allá de tu carne, por tus ojos como por tus palabras, por tu mirada como por tu piel. Atrévete a ser finalmente lo que eres, y no lo que crees o lo que piensas, y esto es ahora. No hay circunstancias previas, no hay riesgos. A ti de ver, a ti de escoger y a ti de vivir.

...Silencio …

Y ahí, juntos, reunidos y unidos en el mismo soplo, en el mismo amor, rezamos. Rezamos para dar el mismo amor a cada cuerpo, a cada historia como a cada sufrimiento, el mismo bálsamo que sana y que ilumina, sin juicio ni contradicción.

Estoy contigo en eternidad.

Escucha, escucha lo que llama dentro de tu pecho. El que viene como un ladrón en la noche ya está aquí. No lo busques en cualquier forma sino velo en toda forma y en toda vida, en el amigo como en el enemigo, en el Amor como en el que piensas detestar. No hagas diferencia, porque todo es Uno.

Reza conmigo y reúnete en el Corazón de tu Corazón. Reza y da, así recibes, sin moderación y sin frenos, la intensidad de la Vida que no entiende ni de principio ni de final.

Ahí, en unión y en comunión, en la oración del Corazón silencioso, te reencuentras y nos reencontramos.

Escucha el canto de Vida que ninguna palabra puede enturbiar, que ningún inconveniente puede desestabilizar.

Entonces, en este tiempo de la Tierra, nos invitamos, cada uno de ti y cada uno de nosotros, a la comunión permanente, a la efusión del Amor y a la emergencia de la Alegría. Ahí está el remedio que aportas a cada uno, como a la Tierra y como al Cielo. Ahí está tu lugar, ahí está tu justo puesto. No cargues con nada porque allí donde vas, allí donde estás, no hay necesidad de nada; ni de historia, ni de medallas, ni de reprimendas.

Deja adornar y florecer la sonrisa de tus labios. Verifica, verifica por ti mismo lo que este don de ti te aporta. Todas las puertas están abiertas, nada puede estar cerrado en otras partes que en tu cabeza.

...Silencio …

Percibe este canto del Espíritu que te llena y te sacia. Ven a mí yendo hacia ti, y escucha el canto del Amor, el canto del despertar, el canto de la Libertad.

Y allí, en el hueco de tus manos, acoge el don del Amor, el don de la Vida.

Allí, tú estás. Estoy contigo...

...Silencio …

Entre cada una de mis palabras, hay la infinidad de los mundos y el infinito del Amor.

...Silencio …

En este Silencio, escucha la plenitud, la plenitud de la Vida, la plenitud del Amor, la plenitud de la Luz. Ahí, no hay ningún sitio para una inquietud, de dondequiera que venga. Ahí, sólo hay lo inefable de la Vida en el Amor y en la Libertad.

...Silencio …

Y aquí, en este Silencio, se juega la verdadera Vida, la que te es dada, la que Eres.

Allí donde no hay más sitio para la menor persona, para el menor efímero. Así se despliega tu eternidad en este tiempo del verano.

Silencio …

Y aquí, y por todas partes, decreta el Amor, decreta la Eternidad. No impongas nada, sé solamente la evidencia del Amor y el resto se impondrá por sí mismo.

...Silencio …

Soy la última llamada que precede a la Llamada de la que es tu Madre. Soy la actualización del que te hizo el Juramento. Soy la Promesa que se revela a ti.

...Silencio …

Saludo tu belleza y saludo la Verdad. Mi amigo, mi amor, te invito al festín de la  vida, allí donde incluso mis palabras desaparecen en ti, vivificando todavía más la verdad de tu Corazón. Soy Uno en ti y soy Uno contigo.

...Silencio …

Es en el Silencio que nos encontramos, cada uno de ti y cada uno de nosotros, allí donde no hay ni idioma ni incomprensión porque a este nivel todos hablamos el mismo idioma y el mismo lenguaje, donde nada puede quedar incomprendido porque la Inteligencia de tu Corazón trasciende todo conocimiento y toda comprensión.

...Silencio …

Allí donde todo se diluye y donde todo se disuelve, dejando sólo lo puro, allí donde a cada soplo te dice: «Hasta siempre», allí donde pones cada mirada, sólo hay el blanco del Amor y la inmutable verdad de la Luz.

Paz a ti, paz a cada uno de nosotros. Es la hora de la reconciliación mucho más que del perdón. Se trata de reconocerte en cada uno, de verte en cada uno y de  escucharte en cada uno. Que sea hombre, que sea animal, que sea naturaleza, no hay diferencia. Hay Amor en innumerables formas y en innumerables manifestaciones pero hay el mismo Corazón, en el átomo como en el árbol, en el hombre como en el ángel, en el ángel como en la Fuente. Todo esto se revela, porque los tiempos llegaron y están cumplidos.

...Silencio …

Escucha y ve. Lo que tú mismo te das, lo que le das a cada uno te llena de Gracia, y cuanto más das, más recibes, y cuanto más recibes, más te ofreces a la Vida.

En este lugar como en todo lugar, nada más es necesario. No hay nada más que alimentar, no hay nada más a ver.

Te invito. Te invito porque me invitaste. Que esto sea por tu risa, que sea por tus lágrimas, que esto sea por el dolor, que sea por la ligereza, estoy siempre ahí porque soy tú. Así, hablándote a ti mismo, comprendes y entiendes el Amor  viviéndolo, sin aprehensión y sin temor.

Por la Gracia de las Cuatro Vivientes que sello en tus Coronas, el Corazón Ascensional se levanta entonces y se erige en porta-antorcha del Fuego del Amor.

Entra cada vez más en ti. Estás en tu lugar, allí donde todo es ligero, allí donde está la Ligereza, allí donde la densidad del Amor lo colma todo. Deposito en ti el perfume de la Gracia.

Deposito en ti la Verdad.

Sé tú mismo, sé verdadero. No puede ser de otro modo porque el tiempo ha terminado.

...Silencio …

En este Silencio, cada uno de nosotros está presente.

Las Cuatro Vivientes unen su canto y su vibración.

Tú, cada uno de ti, está presente. Aunque aún no lo percibas, acepta las primicias y ve los efectos en tu alegría y en tu Corazón.

...Silencio …

Entonces en estos días te dejaré también hablar e interrogar, mostrándote que eres tú mismo, de hecho, que sólo te haces la pregunta a ti mismo y que la respuesta está en ti, y que el Corazón tiene todas las respuestas a todas las preguntas que te haces e incluso en las que nunca pensaste.

Deposito en ti la felicidad. En definitiva no hago más que mostrarte a ti mismo, despojado de todo velo y de toda historia, y tapizo tu Corazón de todas las Gracias. Que lo pienses o no, estas Gracias están allí.

… Silencio…

La vibración del Amor y de la Luz toma el relevo de todas las palabras y de todos los discursos. Las palabras entonces se vuelven los soportes que transportan a tu corazón la verdad del Amor, allí donde no se necesita ni de sentido ni de comprensión, sino de solo reconocer la Evidencia, en el Silencio.

Entonces sonríe, como sonrío en tu Corazón. Toda la potencia y toda la fuerza que te es necesaria y deseable se encuentran ahí.

...Silencio …

Y allí, se vive la coronación de tu liberación, poniendo fin al menor simulacro.

Tú que eres sagrado, al igual que toda vida.

...Silencio …

Así, corono tu corazón en la gloria del Amor y en la gloria de la Verdad. Allí está tu oración y allí esta mi oración.

Paz a ti, paz a cada uno, paz en este mundo, a la Eternidad reencontrada. Diga lo que diga lo que ya está muerto, diga lo que diga lo que resiste, digan lo que digan las costumbres, poniendo fin así a toda forma de inquietud.

...Silencio …

Quédate así mientras me callo, mientras me quedo ahí, en cada uno.

...Silencio …

¿Sientes, dondequiera que estés, lo superfluo de las palabras delante de nuestra Presencia Una, en comunión y en unión?

...Silencio …

Deja abrazarse tu Corazón por la llama del Amor.

...Silencio …

En este inmaculado de la pureza del Amor, nos abrazamos juntos y cada uno de ti le da a cada uno de nosotros el mismo Amor, sin esfuerzo, en abundancia y en verdad.

...Silencio …

Así amas en la medida con la cual te amo. Así alumbras lo que debe ser alumbrado, apaciguado y descansado.

Ahora me callo, por unos instantes, durante algunos soplos de tu respiración, antes de que respondamos juntos a algunas interrogaciones. Y callándome continúo rezando, en tu corazón y en tu eternidad.

Paz a ti, paz en el mundo, en cada uno. Te bendigo, ahora y siempre.

...Silencio …

Te digo hasta ahora. No te dejo, como tú no me dejas.

...Silencio …

 

* * *