URIEL
Marzo 2016
Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la
Reversión. Bien amados niños del Uno, os anuncio el tiempo de la Resurrección,
el tiempo del Silencio dentro de vuestra Presencia; allí donde la paz inefable
viene a acabar con toda la opresión, todo el sufrimiento y llevar a cabo la
Libertad. Acojamos juntos, por la Gracia del Espíritu del Sol y el Coro de los
Ángeles, lo que tengo que expresaros, ofreceros y depositar a las puertas de
vuestro Templo.
… Silencio…
Mientras la confusión y el ajetreo del mundo llega a
vuestros oídos, a vuestra conciencia, se abre también la música de las Esferas,
que os permite escuchar y vivir el tiempo de la Libertad, el tiempo de vuestro
Silencio en el seno de vuestra Presencia, donde se abre la ronda de los cielos
-que abre la puerta a la Nueva Alianza, a la Resurrección y, sobre todo, a la
Verdad-, donde ninguna ofensa, ningún sufrimiento pueda venir a empañar la
eclosión de la Verdad que emana de lo
que sois, incluso en este mundo, para diluir y aclarar la sombra de este mundo
hasta desvanecerse dentro de la nueva dimensión y de vuestro destino.
Amados del Uno, oíd el Coro de los Ángeles, oíd la
llamada de lo que sois, a través de vuestra persona ilusoria y efímera. El
tiempo ha nacido, ha llegado, el del Pasaje, el que acompaña vuestro Retorno a
la Eternidad, en la paz eterna del Amor y en la Libertad absoluta de vuestra
Presencia o de vuestra Ausencia. Ahí donde el Uno no puede ser seguido por
ningún segundo, ahí donde el Uno es la única Verdad, porque no puede haber otra
alternativa. Y ahora, regresáis a la Resurrección, no de la carne sino del
Espíritu, en la Libertad encontrada, en la Libertad esperada, en la Libertad
que canta en vuestros oídos.
Así que, escuchad este soplo nuevo, el que viene a enderezar
lo que ha sido retorcido, lo que estaba sufriendo, lo que era errático. Ha
llegado el momento de vivir de verdad y no de estar corriendo tras una
supervivencia hipotética. La Vida es Eterna, nunca se detiene, sólo la persona
desaparece para volver a ser blancura inmaculada de la Verdad inicial y final,
que nunca deja sitio al sufrimiento, a la duda. Entonces, juntos aquí y en
otros lugares, acojamos y vibremos en la Paz de Cristo, en la Paz del Uno, en
la Paz de la Verdad.
Vosotros sois la Paz, desde el instante en que el
bullicio del mundo, no puede hacer nada en el Corazón despierto, en el Corazón
recobrado. Ahí donde el Amor es esencia, ahí donde el Amor es Verdad, ahí donde
el Amor no requiere ningún esfuerzo sino la sonrisa en vuestros labios y en lo
que sois. Sonreíd a la vida Eterna, sonreíd a vosotros mismos, sonreíd al otro
que no es más que vosotros mismos en otro estado y, sin embargo, de la misma
filiación. La misma esencia recorre toda forma y toda vida, de un extremo al
otro de todas las dimensiones, hasta el trono supremo de la Fuente, hasta el
Absoluto, ahí donde vive la Verdad, ahí donde todo es Alegría, ahí donde el
Coro de los Ángeles canta de forma perpetua, la gloria del Uno, de la Verdad y
del Amor.
Vengo con el Arca de la Alianza, de la Nueva
Alianza, la que hace sonar el final del terror y del error, para permitiros ser
lo que sois, por siempre y para siempre, en la beatitud infinita de la Vida, en
el sitio que sea. Ahí donde no hay ni nacimiento ni muerte; ahí donde la Eternidad
no es un concepto vano sino la Verdad de cada minuto, de cada respiración, de
cada dimensión y de cada forma.
Niños del Uno, acojamos juntos, El que vendrá como
un ladrón en la noche y que, sin embargo, se estremece en vuestro Corazón y en
vuestra puerta, esperando la llamada, la del instante inicial de la Eternidad,
de la Nueva Alianza, del Juramento y de la Promesa.
Despertaos, si no lo estáis ya, a la verdad del Amor
y consentid la Paz Eterna que sólo puede encontrarse cuando volváis vuestra
alma y vuestra mirada, hacia la belleza eterna del Espíritu infinito, de la
sangre sagrada que recorre los universos y multiversos, en todas las
dimensiones. En cada paso, en cada puerta, en cada respiración, en cada
nacimiento, no hay nuevo nacimiento sino la actualización de la Eternidad en
múltiples formas, en múltiples dimensiones.
Niños del Uno, vosotros que habéis llegado, vosotros
que, en definitiva, nunca os fuisteis y nunca volvisteis, si no en la ilusión
de la persona, en la ilusión de lo efímero. Así que, no importan los
sufrimientos pasados, no importan los sufrimientos y las dudas del presente,
porque en vuestra Presencia todo se desvanece y no existe ya, dentro de ninguna
memoria. Sed libres en el Amor y en la Verdad. Embriagaros con la nueva Libertad
y la Paz que nada puede empañar o hundir.
Niños del Uno, escuchad y oíd el canto de la Verdad,
la canción de la Paz. Escuchad lo que susurra en vuestros oídos y en vuestra
alma o en vuestro Espíritu, el Coro de los Ángeles. Oíd los pasos de Cristo que
se acercan a esa fatídica noche de la Resurrección y de la Verdad. Abrid lo que
os falta abrir y cerrad las puertas a lo efímero. Estad en la Vida, la que
fluye sin parar, donde sois saciados siempre sin que pueda aparecer ninguna
carencia o ninguna falta que pueda ser imaginada o pensada.
La Nueva Alianza nos aporta la Eucaristía, la del
cielo en la Tri-Unidad. Nosotros, los Arcángeles y, en particular: Anaël,
Mikaël y yo mismo, venimos en este día, a sellar la Verdad, para que nunca
pueda ser velada, por depredación o resistencia alguna.
Vosotros sois el Amor de verdad y el Amor de la
Verdad. La Fuente susurra y zumba en vuestros oídos y en vuestros sentidos, la
última Llamada de “Él, que vuelve a vosotros y en vosotros”, porque Él, no es
más que vosotros mismos en la verdad del instante, en la verdad de aquí y
ahora. Acojamos juntos, más allá de toda forma, la esencia del Amor, la esencia
de la Tri-Unidad que viene a saciar cada fibra de vuestra conciencia y cada
estado de ella.
Actuemos juntos en la Paz y en el Silencio. Actuemos
juntos en lo que no requiere ningún esfuerzo si no es relajar toda tensión y
toda resistencia, toda creencia y todo lo efímero.
Niños del Uno, niños de la Verdad; ha llegado el
momento de volver a vosotros mismos, hacia vosotros mismos en vuestra
Eternidad, hacia vosotros mismos en vuestra belleza, despojándoos de toda
máscara, de todo juicio, de toda incertidumbre. Ha llegado el tiempo de vivir
la roca y la infalibilidad de vuestra Presencia o de vuestra Ausencia. Todo es
Uno. Aquí mismo, en este mundo, poniendo fin al dos, poniendo fin a toda
separación, no solo en algunos de vosotros, sino en toda conciencia y en toda
vida presente en la superficie de este mundo como de este sistema solar.
Ha llegado la hora de acabar lo que tiene fin, no
por cualquier acción, sino por el estado del ser que supera toda acción, toda
tenencia y toda sensación.
Niños del Uno, amados del Uno, recordad lo que nunca
ha desaparecido, que fue enterrado en el corazón del Corazón, detrás de los
velos de la ignorancia, detrás de los velos del miedo, detrás de los velos de
la falsedad.
Abrid. No retengáis nada que pueda ralentizar o
pesar en la marcha a la Libertad, en la marcha a la Ascensión, prometida y
anunciada desde tiempos inmemoriales por los profetas, los ángeles y los
Arcángeles, por los que han sido misionados como testimonio de la Verdad y que
son portadores de la llama de la Eternidad.
Escuchad, en el Silencio de la comunión, en el
silencio de la fusión por el Espíritu del Sol y el Espíritu de Cristo. Recibid
en vosotros, donde ninguna sombra puede persistir, o ninguna duda puede
emerger. Ahí está la solución, ahí está la llave de la Eternidad que nunca se
os ha quitado y que solo puede reaparecer en los tiempos de la Verdad, en los
tiempos de Cristo y en los tiempos del Amor.
En nombre de la Fuente Una, yo, mediador de la
Presencia y vibración de la Reversión, vengo a invitaros a superar todo lo que
se opone, todo lo que resiste en este mundo como en vosotros. Abrid las puertas
al Amor, abrid las puertas a la Verdad, no os preocupéis de nada más que de lo
que sois en este instante, en este momento, como en cada instante y en cada
momento que sigue, en la ilusión de este tiempo, de este mundo.
Ahora es la verdad. Es la hora de la Verdad. Es la
hora de la Resurrección. En la Nueva Tri-Unidad, anunciada después de las Bodas
Celestiales y amplificada por las Bodas Terrestres, queda la Paz, el Silencio y
la vacuidad. Entonces, escuchad, niños del Uno, lo que os digo. Mis palabras
solo son los soportes del Amor emanado por vosotros y por mí, en nuestra
reunión, en la que no existe ningún hueco que deje espacio a la dualidad o a la
duda.
Dejad abrirse, lo que sois y florecer la sonrisa de
la Vida; no la que conocéis algunos de vosotros, desde hace tanto tiempo, sino
la que no conoce ningún tiempo, la que no conoce ningún límite, porque sois los
niños de lo Ilimitado, ilimitados en vuestra libertad de experiencias, en
vuestra libertad de vida, en vuestra libertad absoluta de ser la totalidad de
lo Creado como de lo Increado.
Niños del Uno, niños de la Verdad, hagamos la Paz;
daos la Paz más allá del perdón que se apoya en un acto pasado ilusorio.
Perdonaos a vosotros mismos y a cada uno. Dad vuestra paz, el Amor llena lo que
dais y multiplica lo que ofrecéis. Ahí está el sacrificio sagrado y la última
Ilusión frente a la Verdad, donde ninguna resistencia, ninguna oposición puede
turbar el Silencio Interior, más allá de la explosión de los sentidos, más allá
de toda percepción y de toda vibración.
El Verbo se ha hecho carne y otra vez la carne, se
hace Verbo.
Oíd y escuchad. Id más allá de mis palabras, id más
allá de vuestra escucha, porque lo que digo se dice en vosotros del mismo modo.
Estad en paz, quedaos en paz y quedaos ahí donde sólo la Paz suprema puede ser
la única evidencia y la única razón, cuyo nombre es Amor, cuyo nombre es
Libertad.
Alimentaos de vosotros mismos, de lo que sois en esta
Eternidad devuelta que desde ahora se actualiza. No queda ni antes ni después,
sólo queda en el instante. El de la Infinita Presencia, el del Último.
Escuchad lo que vuestro corazón dice pulsando, lo que
vuestro Espíritu alienta. Está soplando, el viento, el de la Libertad, el del
Amor, y está en vosotros y ya no puede estar en algo exterior, aparentemente,
de este mundo.
Sed ligeros, sed simples, porque la Paz es simple,
porque el Amor es ligero y es también todavía más simple. Ahí está vuestra
naturaleza, ahí está vuestra Esencia, ahí está vuestra Libertad y ahí está
vuestra manifestación. Os invito y os invitamos, nosotros los Arcángeles, a
reuniros en vuestros Templos, allí donde se encuentra la totalidad, allí donde
se encuentra la única y sola Verdad. Sed libres y poneos de pie.
Cuando todo se precipita en vosotros como alrededor
vuestro, ya es hora de deponer vuestras cargas y de depositar lo que puede quedar
de reticencias a vuestra eternidad devuelta, la que os llama a la verdadera
vida y a la verdadera libertad, allí donde la única ley y la única referencia
que existe es el Amor infinito del Creador, de la Creadora y de su Creación.
Amados del Uno, acordaos. Y abrid lo que todavía os
pueda parecer ser necesario abrir, por costumbre o por miedo. El Amor disuelve
el miedo y el Amor disuelve la costumbre, renovándoos a cada experiencia,
rellenándoos de gracia y de beatitud. Os incumbe elegir, para que se levanten,
los pies en la tierra, con el fin de elevaros a las Moradas de la Paz Suprema,
donde nada puede ser afectado, donde la única ley de Amor basta para mantener
vuestra Presencia y vuestra Ausencia.
Entonces, en el Fuego del Corazón, en la Onda del Éter,
en el canal transdimensional por donde vendrá María, si no vino ya, acoged, sin
condiciones y sin miramientos, en cada aliento del ritmo de vuestra vida allí
abajo. El Altísimo se revela ahora, sólo depende de vosotros dejar florecer la
flor eterna, la rosa del Amor.
Volved a ser el niño nuevo, aquel con los ojos que
brillan y van más allá de la mirada, aquel que conoce la verdad y la belleza
del Amor en el seno de los mundos libres, en el seno de los mundos unificados.
Bajamos ahora hacia vosotros, cada uno a su manera,
cada uno según los elementos de la materia tal como la conocéis. El Arcángel
Mikaël surca los cielos, el Arcángel Anaël os pone en la relación justa con
vosotros mismos, como con cada cual. Amados del Uno, yo vengo, con mi Blancura,
a facilitar este último vuelco en la verdad eterna del Amor, en la verdad
eterna de lo que sois.
Dejad al Fuego, el Fuego del Espíritu, el bautismo del
Espíritu y del Amor, abrasar ahora el corazón y abrasar este cuerpo, cuya
finitud ya no tiene razón de ser. Olvidaos de las reglas, olvidaos de las
leyes, sólo quedaos con la ley del Amor. En la circunstancia que sea, en la
confusión que sea de este mundo, la Paz está en vosotros y está inscrita desde
siempre y de toda Eternidad. Desde el primer aliento del Espíritu, desde el
primer mundo hasta el último mundo, en cada experiencia de la conciencia, en
cada estado del caminante de Eternidad y del peregrino de Eternidad. Ahí donde
ningún paso es pesado, allí donde ningún camino puede ser estorbado por otra cosa
que no sea la Libertad, por otra cosa que no sean los efluvios de la Verdad,
por otra cosa que no sea el canto de los Ángeles.
Amados del Uno, deposito a vuestros pies
las llaves de la Libertad, deposito en vuestro Templo, si no se ha hecho ya, la
verdad de vuestra Presencia y de mi Presencia. Con mi emanación y vuestra
emanación conjunta, aquí y en otra parte, acojamos la Gracia donde nada puede
faltar, donde ninguna carencia puede aparecer. Y ahí, en el silencio de vuestro
Templo, alimentado por el Coro de los Ángeles cantando en vuestros oídos y
anunciando el Apocalipsis en curso, el de la revelación, donde ninguna mentira
podrá quedar en pie, con el fin de que vosotros os quedéis de pie en la
Eternidad de vuestra Presencia Infinita, como en el Alfa y el Oméga del
Absoluto y de la Fuente.
Recoged en vosotros el Agua de Vida y el
Fuego del Espíritu. Acoged en vosotros la nueva Tierra y los nuevos cielos.
Percibid y sentid el soplo de esta Libertad, que ninguna libertad de vuestro
mundo puede acoger, ni siquiera contemplar. En la nueva Tri-Unidad Arcangélica,
viniendo para superponerse a la nueva Tri-Unidad de la nueva Eucaristía, en
cada instante, en cada soplo ahora, está en vosotros la verdad del instante.
Escuchad y oíd, en el silencio de mis palabras
como en el ritmo de mis frases, lo que está más allá y que os envuelve con el
perfume de la Verdad, con el aroma del Amor, allí donde la Paz es infinita.
Entonces os invito, no a seguirme sino a
permanecer en vuestra Presencia Una, en la circunstancia que sea en este mundo;
la Paz está en vosotros, la Paz está con vosotros. Hijos del Uno, cantemos
juntos el canto del Silencio y el canto de la belleza.
No hay nada más que hacer, al contrario.
Sólo hay que deponer todas las armas que puedan quedar en vosotros, las de
vuestra mente, las de vuestras emociones y las de esta falaz historia en el
seno del encerramiento.
Cantad vosotros mismos la Libertad
devuelta, y que irradie de vuestra Presencia como de vuestra Ausencia, en cada
minuto que se desgrana y pasa en el tiempo del reloj de arena, tal y como fue
aislado en el seno de este mundo, llevándoos a reencontrar el espacio sin fin y
sin límite, el espacio profundo, yendo y recorriendo los universos y los
multiversos, y obrando al despliegue del Amor y al regreso del Amor.
En el Silencio y en la ausencia de
movimiento se crean cada movimiento y cada sonido que nada puede frenar ni
oscurecer.
Escuchad y oíd el bautismo del Espíritu
que canta en vuestro corazón la alegría de la Vida Una devuelta. Entonces andad
en paz. Entonces escuchad y abrid sin frenos ni contención, para ver lo que
debe ser visto: la Verdad desnuda y Una. En el silencio de mis palabras,
bendigo vuestra Presencia y bendigo vuestra emanación, llamando vuestro corazón
a la abertura infinita de los posibles, llamando vuestro corazón a la curación
de la Ilusión y a la curación de todo sufrimiento.
… Silencio …
Así, el bautismo de Fuego regenerará esta
Eternidad, esto es ahora y esto ya es presente. Así, escapando del tiempo que
corre, el Fuego del Espíritu pondrá fin a la ilusión del tiempo, a la ilusión
de este mundo. El día llegó de estar vivo, el día llegó de olvidar la muerte,
de olvidar el mismísimo olvido, y toda historia. Volviendo a ser virgen en el
bautismo del Espíritu, el Fuego celeste acompañará el Fuego de la Tierra, el
Fuego del alma exultará en el Espíritu.
… Silencio …
Escuchad y oíd el canto del cielo y de la
Tierra viniendo para resonar en la vida de cada uno, y en la vida de todos.
Viniendo para ofreceros el fruto de vuestro trabajo, ancladores y sembradores
de Luz, estandartes de Cristo en gloria. Estad aquí, porque estamos aquí.
Escuchad. La Corona de gloria se deposita
en vuestra cabeza, el Corazón Ascensional resuena y canta el mismo canto, la
misma sinfonía, la de la Paz que canta en los universos y en los multiversos.
Una armonía perfecta viene para enderezar
la confusión. Estad en acuerdo con el canto de la Libertad, estad en acuerdo
con la única ley eterna, la del Amor y del estado de Gracia, con el fin de que
el Coro de los Ángeles cante las loas de la Resurrección cumplida.
Amados del Uno, atreveos a ser en
totalidad lo que ya vivís o lo que presintáis en vosotros, y que sin embargo
todavía no está actualizado del todo. Estad bendecidos porque sois vosotros
mismos la bendición de la Vida.
No escuchéis más los estruendos del mundo,
sino que estad más a la escucha y atentos al canto de la Resurrección, cantando
en vuestros oídos y en vuestro corazón, elevando el Corazón Ascensional.
… Silencio …
Poneos en este centro donde todo es
perfecto. Poneos en este centro donde sólo el Amor es la regla, restaurando la
Verdad Una. Pongámonos juntos en la comunión del Silencio, al ritmo de algunas
palabras y de algunas frases, viniendo sólo para apoyar la vibración del Amor y
de la Vida.
… Silencio …
Poneos de pie, porque ya nada puede
derribar la verdad del Uno.
… Silencio …
Entonces, el Fuego del Corazón ganará en
presencia y en intensidad, viniendo para borrar, no sólo en vosotros sino
también alrededor vuestro, lo que puede oponerse, lo que puede tener miedo, lo
que puede resistir.
… Silencio …
Escuchad, en el silencio de la Presencia,
el canto de la Eternidad y de la Paz. Ahí está vuestro único y auténtico
alimento, ahí está el único lugar en este mundo donde la bendición es
permanente, de vosotros a vosotros, de la Vida a vosotros y de vosotros a toda
la vida.
… Silencio …
Vuélvanse y
gírense, ahí donde todo está sustentado, ahí donde todo es resolución, ahí
donde todo es ligereza. Ahí donde nada puede interferir con la belleza de
vuestro ser, que es la belleza de la Vida.
… Silencio…
Os vengo a
invitar a poneros en el centro de la nueva Tri-Unidad Arcangélica, cumpliendo
las Bodas Celestiales y Terrestres, cumpliendo y actualizando la nueva
Eucaristía, más allá de todo rito, más allá de toda norma conocida en este
mundo. Porque solamente allí se encuentran la Libertad y la Verdad.
… Silencio…
Dejen apagarse
lo que sólo pide morir y desaparecer, porque es ilusorio. Sois la fuente de agua
viva, ya es hora de vivirlo.
Así, en el
espacio de mis palabras, aquí y en otras partes y en cada instante deposito el
soplo regenerado de la ley del Uno. Instante de Verdad, instante de tránsito de
la muerte a la Vida.
… Silencio…
Os invito al
esplendor, no el de las apariencias o de lo material, sino el del Espíritu
viviente. Os invito a ser vosotros mismos, sin condiciones ni resistencias. Os
invito al Amor, como María vendrá hacerlo. Os invito a estar preparados sin
esperar a mañana, a vivir la Eternidad en cualquier devenir de este cuerpo como
de la historia porque ahí está la fuente de agua viva, ahí está el único
alimento, el maná celeste que no pide ninguna cultura ni algún esfuerzo.
… Silencio…
Así deposito en
vosotros la Luz Blanca, no la de la Obra al Blanco, sino la de la Obra
Coronada, donde ningún color prevalece sobre otro.
… Silencio…
El sembrador de
Luz y anclador de Luz, es llamado ahora a ser el faro de Luz, sin falsa apariencia
y sin condiciones, de la ley de Amor, de la ley de la Verdad, ahí donde ninguna
justicia es necesaria porque la justicia no puede ser incluso imaginada o
pensada.
Os invito a la
risa infinita de la Vida, a la risa infinita de la ligereza. Os invito, no al
banquete celestial sino al banquete de la Tierra celebrando ahora su Ascensión
y la verdad de su Libertad.
El Sol pronto
encontrará la Tierra y bautizará ésta en su nacimiento en un mundo regenerado,
donde ninguna traba es permitida, donde ningún enlace puede aparecer. Aquel de
la transparencia, aquel del niño eternamente maravillado de sí mismo,
maravillado de la vida.
Os anuncio lo
maravilloso, que se vuelve vuestro cotidiano. Os invito a cantar la Libertad en
cada silencio, en cada alineación, en cada oración como en cada meditación.
Entonces, os
pertenece de invitar lo que es de toda Eternidad a alimentar la llama de la
Verdad. Os invito a obrar en los Talleres de la Creación. Por vuestros
pensamientos y vuestro corazón se crea el mundo nuevo en esta tierra y en toda
dimensión, si tal es vuestro deseo, si tal es vuestra experiencia. Os invito
también al Silencio donde toda forma de conciencia se apaga, que el ego asustado
llama el Vacío y que sin embargo es mucho más que el Todo, y que englobando el
Vacío, no deja ningún lugar a la incertidumbre y ningún lugar a lo que llamáis
el azar. Hay necesidad, para cada uno de vosotros, de ser la Verdad y de
superar toda apariencia y toda ilusión, de acoger la Eternidad en el seno de
este efímero con el fin de finalizar la fusión de vuestros cuerpos efímeros y
de vuestro cuerpo eterno.
Os bautizo en
Espíritu en nombre del Cristo y en nombre de la Verdad, en nombre del Amor,
sinónimos cada uno del otro. No os invito a la espera, ni incluso a la
esperanza, porque todo está cumplido y todo se actualiza de manera visible y
sensible, incluso para el que aparta la vista, por miedo, de la verdad del
Amor, de la verdad del Uno.
Os invito a la
danza del Silencio donde la armonía de los Elementos reanima el Éter de vida,
el Éter de Eternidad.
… Silencio…
Cada día, ganará
en vosotros la paz y la evidencia. Cada día y cada soplo más importante e
intenso, y si puedo decir más verdadero, poniendo fin a la fatuidad del mundo,
a la fatuidad de la predación, a la fatuidad de la competición y a lo efímero
de todo esto.
El Agua y el
Fuego, finalmente unidos en el mismo acto de amor, se manifiestan en vosotros.
Más allá hasta de lo que llamáis energía y vibraciones, más allá incluso de lo
que llamáis estructuras eternas, se encuentra lo que sois. Os invito a serlo.
Os invito al Infinito del Amor.
… Silencio…
Oigan y escuchen
el canto de la Inmaculada Concepción y de la Inmaculada Blancura donde ninguna
sombra y ninguna mancha puede aparecer. Os invito a amar a cada uno, más allá
de todo antagonismo, o de personas residuales.
El Amor os
invita a superar todo sufrimiento, toda falta como toda incomprensión, porque
el Amor es la comprensión final, actualizada en este mundo, de lo que sois. La
persona siempre verá ahí la destrucción, el Espíritu verá ahí la gloria de la
Resurrección.
Os invito
también a ajustar vuestro punto de vista ensanchando siempre más la abertura al
Amor, con el fin de que puedan también decir en estos últimos momentos: «
Padre, perdónales porque no saben lo que hacen. ». Así, el Amor obrará a la
sanación de los que están todavía enfermos, a los que están todavía dormidos en
las ansias de este mundo, a pesar de la belleza de la vida que allí se mantuvo.
… Silencio…
Es tiempo ahora
de poner en práctica el nuevo evangelio del Amor, con el fin de comulgar con
cada uno en la nueva Tri-Unidad y en la nueva Eucaristía. Vengo a calentar también lo que pueda estar todavía
fijado, a causa de la historia, a causa de la edad, a causa del tiempo, a causa
de las obligaciones, en cualquiera dominio que sea, impuestas para dormiros
siempre más en las ansias de la supervivencia y en las ansias del olvido.
Oye. Escucha y
entiende lo que te digo. Ve más allá incluso del sentido de mis palabras. Ve
más allá de ti mismo en lo que crees ser en el seno de este mundo. Supera toda
apariencia, únete a la Infancia, únete lo simple y todo se hará evidente, si
aún no se ha cumplido.
El parto de la
Tierra ya tuvo lugar, te queda acompañarla por tu propia salvación. En el
corazón del Amor, tienes todos los recursos a fin de reencontrar la fuente de
tu ser y tu Eternidad. No necesitas más que de ser eso, sin excluir nada,
llevando la misma mirada de Amor y la misma viveza de Amor en ti como alrededor
de ti. Supera todo antagonismo, toda lucha, toda recriminación hacia
quienquiera como hacia ti mismo. El estado de Gracia y la acción de Gracia
tienen por resultado de realizar el gran perdón. No aquel que es celebrado cada
año sino el del cielo que se produce en este momento. No vengo a pedirte
ayunar, sino a ser tú mismo el ayuno de este mundo. No vengo a pedirte
aislarte, sino más bien de revelarte en totalidad. Que esto sea por tus
palabras, por tus actos, que esto esté en tu sueño como en tu Infinita
Presencia.
Escucha el canto
de tu ser y escucha lo que te dice la Vida al interior de ti, con el fin de que
tus vestiduras efímeras sean lavadas en la sangre del cordero, reencontrando
así su virginidad a fin de dejar lugar al cuerpo de Eternidad. A cada soplo, el
Amor se hará cada vez más Evidente, se bastará a sí mismo, donde nada más es
necesario porque el Amor está en todas partes desde el instante en el que los
velos son lavados en la sangre del cordero.
… Silencio…
No pierdas más
el tiempo, porque el tiempo no está más contado ni descontado, porque los
tiempos están aquí, en evidencia en ti y en evidencia allí dondequiera que tu
mirada te lleve. La mentira se agrieta, en ti como en toda vida a la superficie
de este mundo, a fin de que nada de lo que está todavía escondido lo
permanezca.
Te invito a la
comunión perpetua del Amor, a la sencillez de la vida. Te invito a tu propia
Libertad.
Entiende y
escucha lo que te dice el Cielo, lo que te dice la Tierra, porque el Cielo y la
Tierra están en tu corazón antes de ser perceptibles por tus sentidos. El
momento ha llegado de que el Sol se reúna con la Tierra, el momento ha llegado de
que el gemelo del Sol se desvele a vuestros ojos, firmando el decreto de la
Ascensión y de la Liberación. No tengas en cuenta las últimas resistencias, las
tuyas como las del mundo, atadas a la costumbre, atadas a las últimas predaciones
que tratan de resistir a la verdad del Amor.
… Silencio…
Pide, en estos
tiempos de Amor, lo que quieras a la co-creación consciente, a tu femenino
sagrado. Pide no la satisfacción de los sentidos, no la satisfacción de lo
efímero, sino la satisfacción infinita de tu Eternidad.
No hay
formulario que rellenar, no hay otra luz que encender que la que eres. No hay
oración otra que la de vivir, más allá de la vida de este mundo, quedándose y
acompañando este mundo en su Ascensión y a tu Liberación.
… Silencio…
Escucha. Escucha
en el silencio este canto de la Libertad que murmura en tu corazón el Coro de
los ángeles, anunciando Aquel que viene - pero que nunca se fue.
… Silencio…
Amado del Uno y
amado del Amor, ¿qué puedes temer, en el Amor y en la Paz, en el Amor y
felicidad de la Gracia? Mira bien en ti, porque lo que puede temer no eres tú, porque lo que tiene miedo no eres
tú, sino simplemente el defecto de este mundo, encerrado desde tanto tiempo y
privado de libertad. Más que nunca también hoy, perdona y ama a aquellos que
actuaron al contrario de lo que eres, a fin de controlar, de frenar la verdad
del Amor. No les critiques nada por ello, tu única arma es el Amor y la pureza
del niño que nada puede manchar ni desviar.
Entonces en el
silencio de tu ser la Gracia crece y la ligereza emerge, mientras que viene la
noche de este mundo. En lo más hondo de la noche tu renaces, no de tus cenizas,
sino del Fuego del Espíritu, del Fuego de la Creación.
… Silencio…
Debes tener como
Él los brazos abiertos a fin de tomar en tu corazón aquel que atraviesa la
pantalla de tu conciencia, fuera tu amor o tu enemigo, porque no hay ninguna
diferencia, si no es para la persona - pero ya no eres más esto.
… Silencio…
Permíteme de
insistir para estar en ti, porque yo soy también lo que tú eres y esto, de toda
Eternidad. Entonces derramaré en tu corazón el bálsamo consecutivo de la espada
de Mikaël, dándote la ligereza. Cualquiera que sea el sufrimiento de lo
efímero, de tu cuerpo o de este mundo, la Eternidad se desvela en la Gracia y
en la felicidad. En el último momento, te quedarás en éxtasis durante la
estasis, alimentándote del Amor y del éxtasis infinito del gozo eterno, que no
será limitado más solamente a un acto llamado sexual o afectivo, sino más bien generándose de sí mismo en cada
aliento.
… Silencio…
Acoge y recoge
el néctar de Vida. Acoge y recoge el Manto Azul de la Gracia y el Manto de la
Verdad del Arcángel Mikaël. Ahí donde estás, y dondequiera que estés, la Luz
es.
… Silencio…
Entonces, yo
también puedo decirte: « Mi amigo, mi amado ».
… Silencio…
En cada rincón
de tus espacios, interiores como exteriores, seré la Blancura de la Verdad, que
no es otra que tú mismo desde el instante en que acoges la sencillez y la
Infancia en totalidad y sin condiciones. Sí tú, tú que todavía dudas de la
Verdad, tú que todavía aprecias este cuerpo o esta vida más que a tu propia
Eternidad, ábrete a fin de que la prueba de la Eternidad se derrame en ti, en
totalidad, poniendo fin así a toda pregunta y a toda duda.
¿Mi amigo, mi
amado, oyes el canto de la Libertad? En este momento, no es más cuestión de
esperanza o de expectativa, sino muy realmente de la verdad del instante, de la
verdad del Amor.
¿Oyes tus
células cantar y crepitar en el fuego del bautismo de la Resurrección?
¿Oyes Aquel que
se acerca y que ya está aquí, y que vendrá como el ladrón en la noche? Desde
ahora en adelante tu casa está limpia. Pienses lo que pienses y digas lo que
digas, sufras lo que sufras o falles lo que falles, la Verdad no está ahí. En
el Amor no hay nada que colmar, no hay ninguna falta. Entonces en lucidez y en
conocimiento de causa, supera así el mundo de la causalidad y acoge el mundo de
la Gracia donde nada está separado, donde nada domina, donde nada obliga. Esto
ya es aquí, en totalidad. No en lo que tus sentidos perciben, sino más bien en
el fin de toda búsqueda, en el fin de toda falta.
Tú que estás
ahí, tú que estás en otro lado, escucha y oye.
… Silencio…
Acoge y recoge
la sonrisa de la Vida. No la que vives en este mundo, sino aquella de la
Eternidad de tu Presencia poniendo fin este mundo.
… Silencio…
No vaciles más y
atrévete a ser la Verdad. Atrévete y ponte ahí donde estés, aquí o en otra
parte, y bailemos juntos el baile del Silencio y la danza de la Evidencia.
Aliméntate de la
alegría, en este instante, aquí y en otras partes, como en todo instante desde
ahora en adelante.
… Silencio…
Descansa
finalmente, porque llegas al final del camino ilusorio de la vida en este
mundo, donde se te hace creer que hay algo que mejorar, que ganar, hasta el
momento en que desapareces, no llevándote nada de lo que es efímero y
renaciendo sin cesar en el seno del sufrimiento y de la falta.
Permíteme
bendecirte finalmente, primero en mi nombre, luego por la radiación de Anaël y
finalmente por la radiación de Mikaël. Por tres veces canto en ti el grito de
júbilo de la Libertad al ritmo del Amor.
… Silencio…
Así, ve en paz.
Así, sé la Paz. Que así sea. Y también puedo decirte, de mi corazón a tu
corazón que son el mismo Corazón: « Te saludo ». Así puedo callarme, después de
haber depositado en ti el Verbo vivificante y eterno.
Así el Verbo
Creador desella tus labios y tu corazón con el fin de que todo lo que puedas
decir o pensar sea marcado al rojo vivo por el Amor verdadero, y no más por cualquier
preocupación de lo efímero.
Así se abren tus
ojos con el fin de que ninguna paja, ni alguna viga pueda impedirte ver con el
Corazón, a través de toda apariencia. Entonces te lo digo y esto será mi última
palabra en este día: « Te amo ».
Soy Uriel, ángel
de la Presencia y Arcángel de la Reversión, llevándote la Tri-Unidad
Arcangélica.
Te digo hasta
siempre y para siempre, en el Corazón del Uno. Y permíteme de sellar con mis
labios tu Corazón, con el fin de que éste sea sellado para siempre en la Libertad
y en el Amor. Aquí y en otras partes, que me escuchas, que me lees, te doy mi
Paz y te agradezco a ti mismo.